miércoles, 26 de diciembre de 2012

Jirones


Oí su voz, pero no lo quería creer, volvía a la furgoneta para seguir con mi trabajo y su voz me paralizo.

“Feliz Navidad, ¿aún sigues enfadado? Pues no lo entiendo, soy yo la que tenía que estar enfada.”

Me la quede mirando a los ojos, mientras endurecía mi mirada solo para que no viera como sus palabras iban haciendo jirones los harapos de lo que un día fue mi alma.

¿Cómo se atreve si quiera a hablarme después de todo lo que me hizo? ¿Tan cruel es? ¿O de verdad no es consciente del daño que me causo, de lo que significo para mí?

Seguía con mis ojos impertérritos clavados en los suyos sin que pueda articular palabra más que nada para que no se dé cuenta de que cada palabra que me ha dicho, cada silaba abre una nueva herida a un corazón que sangra ya por demasiadas llagas. Sin saber cómo ni de donde saco las fuerzas, pues yo pensé que no me quedaban, consigo que por mi garganta se escape una respuesta sin que el tono me delate aunque siento que me voy derrumbar de un momento a otro, pero no pasa, aguanto.

“Normal que no lo entiendas, para eso hay que tener sentimientos”

Me doy la vuelta y me marcho mientras su respuesta me llega muy lejana pese a que sigue a mi lado, “que te follen hijo de puta” y siento que quizá esta batalla sí la he ganado yo. Pero eso ya no importa nada.

Cuando por fin me alejo de ella veo que en el túnel que es mi vida la luz se va extinguiendo y las sombras envuelven mi corazón, mi vida y mi alma. Son viejas conocidas pero creí que ya no volverían.

Y así, de repente, todos son sombras, todo es dolor.


lunes, 20 de agosto de 2012

Mi viaje, mi mundo

 




Una música que me transporta a mundos a los nunca podre viajar y que quizá ni existan...pero yo les añoro.   

sábado, 21 de julio de 2012

Acostumbrado a perder

Otra noche más en blanco, otra madrugada en la que el sueño no me viene a visitar. Hoy comienzan mis vacaciones y lo que debía ser un motivo de alegría solo es causa de más dolor.

Comienzan otras vacaciones y estoy solo, con la única compañía de esa sensación que me rodea, me invade, me roba la vida lentamente. Esa sensación de que al final siempre pierdo yo.

Me vuelco en la gente que quiero, mis amigos, les soy leal y les ayudo pero siempre pago yo el precio. Hago lo que sea necesario por verles felices sin esperar nada a cambio, porque la verdad sea dicha no suelo recibir ni un “gracias”. Porque a la hora de la verdad solo tengo a una persona, nadie más esta a mi lado.

Últimamente he renunciado a mucho, a casi todo por ser leal a personas que quiero, he renunciado al amor, al sexo, al desahogo, a intentar ser más feliz y todo para no hacer daño a quien ni tan siquiera me da las gracias.

Hablo de noches enteras pensando en sus problemas, hablo de necesidades que jamás podré satisfacer, hablo de prescindir de personas muy importantes para mi, cada una en su ámbito, incluso de quien estoy enamorado, de la última oportunidad de ser medianamente feliz.

Y no me arrepiento, yo no traiciono a un amigo, nunca. Siempre estoy o al menos lo intento, aunque la intensidad de su dolor me destroce, pueden contar conmigo. Y ya lo he dicho antes no lo hago esperando nada a cambio, pero lo necesito para no vivir sintiendo que siempre pierdo yo.

La sensación de frustración que siento en mi vida ya es bastante dolorosa para que algo así la avive, no tener casi nada que valga la pena, quizá solo una vida que no merece la pena ser vivida y que si de hecho la soporto es por saber que hay alguien que me pueda necesitar alguna vez. Lo único que he hecho bien en mi vida es comportarme como un amigo y creo que merezco algo más que silencio como única recompensa.

Pero si mi condena es perder yo para que quien me importa sea más feliz espero perder muchas veces más. Quizá esa sea la única recompensa que merezco recibir.

martes, 8 de mayo de 2012

Un año despues


Ya ha pasado un año, un año. Me parece que fue ayer cuando recibí la llamada y se me paro el corazón. Ya se que hace más de un año de tu accidente, pero hoy hace un año que me faltas. Como siempre entre nosotros nada es normal ni siquiera un aniversario como este. Así fue siempre nuestra amistad, extraña, a veces difícil, pero tan nuestra que nunca la compartimos con nadie.

No creo que te hubiera visto en todo este año, vivías a un océano de distancia pero te sentía ahí a mi lado. Ahora lo que me queda es el vacío de tu ausencia, de tu repentina perdida. Del fin de tu alegría, de saber que tu sonrisa se ha perdido para siempre. Un vacío insoportable.

Un año que te fuiste y el golpe duele como el primer día. Más aun, pues con el tiempo se ha mostrado la magnitud de la perdida. No podría contar las veces que he querido llamarte en este año, las veces que he necesitado oírte, las noches en vela recordándote, las lagrimas que debería haber derramado pero ya no se como hacerlo.

Todavía te debo dos rosas, tú ya me entiendes. No puedo soportar la idea de que ya no estés, de todo lo que te has perdido. Tu perdida ha oscurecido un poco más mi vida.

Recuerdo tantas cosas… tantas risas, tantas caricias, tantos abrazos. Esas noches impagables viendo una vez más “Arsénico por compasión” por que alguna chica te había dejado. Siempre te reías como si nunca la hubieras visto y a mi me encantaba que así fuera. Estabas tan guapa cuando te reías con el pelo despeinado y la camiseta tres tallas más grande, apenas unos minutos después de llorar en mi hombro tu soledad. La soledad más inmerecida que jamás nadie sufrió.

Mi preciosa Natalia que pronto te has ido, que injusta es la vida.


Te hecho mucho de menos, te quiero mucho.

No te olvido.